Damos comienzo a un nuevo año litúrgico. ¡Ha llegado el Adviento! Es hora de preparar la Navidad que se acerca. ¿Preparar? Sí, preparar. Y no nos referimos a poner esas decoraciones que tanto nos gustan: el belén, el árbol, las luces... Porque está bien que hagamos todo eso y que lo hagamos con ilusión... pero, lo importante, lo verdaderamente importante, es preparar el corazón para recibir al Niño que se regala a la humanidad cada Navidad.
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